“La
mayor parte de mis compañeros ya han muerto,otros, hace mucho que renunciaron …
a sus principios e ideales … que también eso es morir”. Yo sin embargo, sigo
vivo.”
Aún recuerdo su lento y pesado andar que detonaba la avanzada edad
de José Manuel, “el
viejo republicano”, como a mi me gustaba llamarlo. El prefería que le
llamasen Manolo, a secas. Siempre le llamaron así. Su mascota calada siempre
sobre la cabeza, el gastado bastón siempre blandido con su mano izquierda y su
blanca blusa de verano y pelliza en invierno fueron siempre compañeros
inseparables en los últimos años de su vida, como antaño en otros tiempos lo
fueran la mula, la azada y el serón. Tiempos que el recordaba bien, con
nostalgia, con cariño,... lejanos tiempos en los que Manolo amó su profesión de
jornalero. El campo, su campo ... la tierra, su tierra, que para el lo era todo.
Lo de llamarle “viejo” siempre fue un calificativo ingenuo,
casi inútil por mi parte. A el le gustaba. Se sentía con ello mas querido, … y
sentía mas fuerte los lazos que nos unen a las personas través de esa sencilla
y noble palabra... me decía en muchas ocasiones, en las que no quise llamarle
así. Casi era obligado. Pero para mí su serenidad, sabiduría, comprensión y
ganas de vivir chocaban de forma frontal que esa palabra. Manolo seguía siendo
en el fondo ese niño que todos de alguna forma llevamos dentro. Un niño si, …
un niño abnegado, apasionado, y muy sentimental.
Detrás de su profunda mirada pude muchas veces contemplar la
dureza de la vida que le tocó vivir. Sus largos y duros años de infancia,
obligado a ser un hombre desde muy pequeño. El lo cantaba muy bien … “lo único que he hecho en toda mi
vida ha sido trabajar . Desde los ocho años trabajando … de sol a sol. Sin
derecho a nada. La guerra civil, me arrebató a mis dos hermanos y la posguerra
a mi joven esposa. ¿Donde va el buey, que no are?. Trabajo … trabajo e
injusticia.”
Esa injusticia a la que Manolo alude, templó su carácter, y … se
forjo un rebelde. Apenas tenía 20 años cumplidos y ya militaba en el Partido
Socialista Obrero Español. En la primera Agrupación Local Socialista de Aguilar
de la Frontera, junto a sus hermanos y sus primos. Muy orgulloso, con la cabeza
alta y los dientes apretados, contaba ...
“... siempre he sido un hombre razonable y abierto. Siempre he
respetado la ideología de los demás. No soy comunista, soy socialista y
republicano. Socialista de los de antes... no de los de ahora. Siempre lo seré,
he pasado la vida acuartelado en mis ideas, confío en ellas y por eso no me ha
gustado nunca diferir de las de los otros.”
Republicano y socialista. Eso decía ... marcó su forma de ser.
Durante su vida, trató con las personas más diversas, visitó los lugares más
dispares, pero siempre bajo el respeto a la libertad y a la defensa de los
derechos humanos. Defendiendo sus ideas ...
“ … creo que el
socialismo, esta por encima de las personas, de sus intereses, y sigue siendo
la única forma, la única alternativa al sistema capitalista para cambiar las
injusticias de este mundo.”
Buscando entre sus bolsillos extrajo una raída cartera de donde
sacó un carnet de militancia socialista antiquísimo, del año 31.
“... siempre... siempre milité, a pesar del peligro que supuso
en algunas ocasiones. Solo por encontrarte esto te mataban. Te jugabas la vida
todos los días. Pero a pesar de todo corrí ese riesgo de forma totalmente
voluntaria. Por respeto y honor a mis compañeros caídos. Por la convicción de
mis ideales. Los míos, que no intento imponer por la fuerza a nadie ... ”
“La mayor parte de mis compañeros ya han muerto,otros, hace
mucho que renunciaron … que también es morir”. Yo sin embargo, sigo vivo.”
Cuando apenas le faltan unos minutos para que concluya su
particular forma de explicarse, me mira y sonríe mientras al guardar la raída
cartera vuelve a extraer del bolsillo un pequeño y brillante objeto que no
logro ver muy bien, y que aprisiona entre sus manos. Cogiendo fuertemente las
mias, visiblemente emocionado, me dice ...
… “nunca he creído en la ley del más fuerte”. Por eso elegí ser
republicano. Contar con la gente, con el pueblo es lo más importante, no lo
olvides nunca. La República trajo a España una luz distinta, un aire diferente.
Fue algo inexplicable. Su olor especial lo inundaba todo. Olor a trabajo, a
libertad y justicia. Pero siempre contando con la gente … con el pueblo.
Entre mis manos dejó suavemente caer un objeto redondo y
brillante. Una pequeña moneda. Una peseta republicana de 1937.
“... guardala , es para ti.. La he llevado toda mi vida siempre
encima. Me ha ayudado siempre a recordar. A no olvidar nunca, la lucha y
sacrificio de todos nosotros. Los años de cárcel y los cientos de miles de
compañeros asesinados en la lucha por la libertad. En los momentos de duda, me
hizo ver que mi noble y personal utopía esta por encima de las
equivocaciones de los hombres y de los
partidos. Lo que cuenta es el pueblo. Tomala, es tuya.”
Manolo, murió, hace ya unos cuantos años. Creo … o al menos quiero
creer, que una vez más, cuando se vio solo y desnudo ante sí mismo, por última
vez en su vida, frente a la muerte, volvió a levantar su voz convertida ya en
grito, que nadie nunca podrá acallar, con la fuerza que emanaba de aquel hombre
tan sencillo y a la vez transcendente, reclamando insumisión y libertad,
contando con la gente, con el pueblo.
Su ejemplo, me
enseñó que “... cada generación tiene
la razón de su tiempo. El tiempo que les toco vivir.” Su peseta me acompaña siempre,
como a él ... desde aquel día. Yo como él jamás me dejaré morir nunca ...
Autor: Rafael Espino Navarro