Los PGE 2017, un nuevo ataque a la clase obrera y el pueblo.
Los Presupuestos Generales del Estado para 2017 (PGE) no han deparado
grandes sorpresas. Marcados por el continuismo, sin salirse ni un ápice de lo
marcado por la Unión Europea, suponen un mantenimiento de las políticas más
agresivas en contra de los derechos de la clase obrera y las clases populares.
Tampoco cabe esperar sorpresas en la actitud de las Comunidades Autónomas
respecto a los mismos, independientemente del color político de los distintos
gobiernos: los gobernados por la “izquierda” se quejarán y patalearán, pero sin
adoptar medidas que realmente confronten con lo marcado por el la UE y el
gobierno central.
Las novedades han venido
únicamente por las peculiaridades en la tramitación, dado el fraccionamiento
del Parlamento, habiendo requerido de ciertas concesiones a la muleta del
gobierno (Ciudadanos), al PNV y a los partidos regionalistas canarios. La
inestabilidad del gobierno Rajoy ha condicionado los presupuestos y forzado la
negociación, resuelta felizmente para los intereses del gran capital.
Pese a la supuesta recuperación económica, la austeridad
continúa.
La
nota predominante en estos presupuestos es el continuismo. Los sindicatos
Comisiones Obreras y UGT han hecho un exhaustivo estudio de los PGE,
denunciando que a pesar de los pequeños guiños de aumento de gasto en
partidas sensibles, no palian los tremendos recortes sufridos en los últimos
años.
Veamos
los puntos más destacados de estos presupuestos:
1.
Ingresos previstos.
Los
ingresos igualan los del año 2007, lo que supone un 15% menos de poder de
compra para el sector público que hace una década, debido al efecto de la
inflación.
Las
estimaciones del Gobierno sobre inflación para este año (+1’5%) seguramente
estén infraestimando este factor. En cualquier caso, el aumento de la inflación
no lo adsorbe el gasto público, sino que se destina a reducir déficit,
suponiendo un aumento indirecto de impuestos para los colectivos más
vulnerables.
En
cuanto a la Seguridad Social, se prevén 10.000 millones menos de ingresos
respecto a 2016, al mismo tiempo que se reducen las transferencias del Estado,
dejando sus arcas en situación límite.
2.
Gasto.
La
previsión de gasto, si descontamos lo destinado al fondo de contingencia,
aumenta por debajo de IPC, lo que refuerza un año más la tendencia a que la
Administración General del Estado pierda peso en la economía del país. Destaca
un pequeño crecimiento en inversión pública, muy lejos de compensar el 43% de
descenso acumulado entre 2007 y 2016. Veamos como quedan las principales
partidas:
·
Empleo: el
gasto en prestaciones cae un 7’6%, lo que supone menos cobertura para los
trabajadores/as en paro. Aumenta el gasto para políticas activas de empleo un
6%, pero centrada en bonificaciones para las empresas, no en servicios de
empleo para las personas en paro. Se acumula una caída en el gasto del 38’5%
desde 2007.
·
Igualdad: el
gasto sigue congelado, lo que supone una rebaja acumulada del 37’5% desde que
gobierna el PP. Se aumenta el gasto contra la violencia de género, pero sigue
siendo un 8’68% menor que en 2011.
·
Pensiones: el
desequilibrio entre gastos e ingresos de la Seguridad Social es realmente
peligroso; para compensarlo, se acude a un préstamo por parte del Estado a la
Seguridad Social, así como a eliminar el límite anual de disposición de recursos
de la “hucha de las pensiones”. Parece claro que el capital ha decidido lanzar
la ofensiva definitiva contra el sistema público de pensiones.
·
Servicios Sociales: no
hay grandes cambios respecto a 2016. El gasto en dependencia sube, quedando aún
un 10% por debajo de lo presupuestado en 2011 y sin que se revisen las cuantías
que perciben las prestaciones; el 30% de las personas solicitantes de ayudas a
la dependencia aún siguen sin cobertura.
Evolución
del gatos sanitario en España (% de PIB invertido)
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|
Año
|
Porcentaje
|
2011
|
6,47%
|
2016
|
6,07%
|
2107
|
5,95%
|
2020
|
5,57%
(objetivo)
|
·
Sanidad: El
gasto estatal en sanidad es pequeño en relación al coste total de la sanidad
pública, por lo que las pequeñas modificaciones del presupuesto (+2’3%, -3’8%
respecto a 2011) afectan poco a la atención sanitaria. Sí que hay que destacar
que el PIB destinado a sanidad en el conjunto de las administraciones sigue
bajando, siendo el compromiso del gobierno con Bruselas para que en 2020 caiga
al 5’57%. La sanidad pública pierde peso en la prestación de servicios
sanitarios, habiendo pasado del 69’2% del total del sector en 2007 al 65’2% en
2017.
Peso del
sector público en la prestación de servicios básicos
|
||
|
2007
|
2017
|
Sanidad
pública
|
69,2%
del sector
|
65,2%
del sector
|
Educación
pública
|
67,2%
del sector
|
63,8%
del sector
|
·
Educación: el
presupuesto sube un 1’61% (+42 millones), pero sigue siendo 318 millones
inferior a 2011. El principal gasto es en becas, que evoluciona hacia un mayor
número de becas, pero de menor cuantía, quedando en 300 euros de media. La
educación compensatoria, que atiende a colectivos desfavorecidos y tiene un rol
importante en la integración de niñas/os extranjeras/os, cuenta en 2017 con 4’5
millones frente a los 70 invertidos en 2011. Al igual que la sanidad pública,
ha perdido peso en la prestación de servicios educativos, pasando del 67’2% en
2007 al 63’8% actual.
·
Empleadas/os del sector público: se
reduce el 1’6% el gasto. El incremento salarial del 1% sigue reduciendo el
poder adquisitivo de estas trabajadoras y trabajadores.
·
Industria, energía e I+D+I: el
gasto cae 0’2%. Parece que en el gobierno nadie se cree sus supuestos planes de
reindustrialización y cambio de modelo productivo. Mientras, miles de jóvenes
cualificados siguen trabajando en el extranjero sin posibilidad de retornar.
·
Infraestructuras: la
inversión en infraestructuras tampoco acompaña al supuesto interés por cambiar
de modelo productivo. Caen todas las partidas, menos aeropuertos, con un
recorte general del 20%.
·
Juventud: al
fracaso de la política de empleo en torno al programa de “garantía juvenil”,
donde se han dilapidado 2.360 millones de fondos europeos, se suma un nuevo
recorte: las ayudas para acceso a la vivienda caen el 20’6%.
En
definitiva, un cuadro muy poco halagüeño para los trabajadores/as.
Las alternativas socialdemócratas a los presupuestos.
Tanto
PSOE como Unidos Podemos han presentado enmiendas a la totalidad y enmiendas
parciales a los presupuestos, la inmensa mayoría de las cuales han sido
rechazadas por la mayoría parlamentaria. Las propuestas de ambos partidos
tienen algunos puntos de encuentro significativos, que buscan una gestión del
capitalismo un tanto más “suave” y cercana a las clases populares, siempre
dentro de los límites establecidos por el capital.
Es
loable el esfuerzo didáctico de Unidos Podemos, que ha editado un documento de
30 páginas para explicar su alternativa a los Presupuestos Generales del
Estado. Su propuesta se articula en torno a ejes políticos socialdemócratas,
con un aumento del gasto público, un aumento de ingresos y una flexibilización
de los objetivos de déficit.
En
sus propuestas de gasto encontramos algunas medidas interesantes de tipo
social, que podríamos calificar como “de consenso en la izquierda”, aunque en
general de poco calado, y varias de ellas programadas para su implementación en
varios años, lo que sorprende especialmente en algunas de ellas dado su
carácter de “medidas de choque” frente a la pobreza.
Otras
propuestas en materia de gasto, de menor peso, van dirigidas a intentar
modificar el tejido productivo español, algunas de las cuales recuerdan a las
impulsadas por los gobiernos de Rodríguez Zapatero, especialmente las relativas
a modelo energético. En general, estas medidas tratan de incentivar cambios que
reorienten al capital hacia una estructura productiva algo más sensata que la
actual, pero que desgraciadamente no solo no desbordan los límites del sistema,
sino que ni tan siquiera “tensan la cuerda” con el capital, siendo netamente
insuficientes tanto para generar una mayor intervención pública directa en la
economía como para promocionar con éxito dicho cambio de modelo productivo.
En
cuanto a los ingresos, se plantea un aumento directo de la recaudación que
cifran en 7.525 millones de euros, generados por modificaciones tributarias,
algunas de las cuales de nuevo podemos calificar “de consenso”: aumentar los
impuestos a las grandes fortunas y la banca, impuesto a las transacciones
financieras, fin de las SICAV, etc. Además, proponen recaudar menos por IVA al
reducir los tipos en suministros básicos, productos de primera necesidad y
cultura, así como bajar las cuotas a autónomos/as. Junto a estas medidas, un
inconcreto “refuerzo” a la lucha contra el fraude fiscal, que quizá resta
credibilidad a las posibilidades reales de extraer mayor tributación a quienes
más tienen.
Bastante
más arriesgado es el planteamiento de aumento de recaudación por un mayor
crecimiento económico: Unidos Podemos plantea que sus medidas van a mejorar la
economía, y esto va a suponer 4.000 millones de euros extra en recaudación. No
parece haber un “plan B” si sus medidas expansivas socialdemócratas no tienen
el resultado esperado o si este tarda en llegar.
Pero
quizá el escollo más grande, la trampa sobre la que se sustenta la propuesta,
es la referencia a la vulneración de los límites de déficit impuestos por la
Unión Europea. La propuesta de Unidos Podemos, en coherencia con su política
general, no cuestiona en ningún momento el marco europeo, y vuelve a vender la
“receta Tsipras” sobre el déficit: vamos a renegociar con la UE, y
conseguiremos que ablanden sus exigencias, rebajando 6 décimas el objetivo de
déficit (de 3’1% al 3’7%). Sin embargo, la experiencia griega muestra que esta
vía es falaz, y que la UE no solo aprieta, sino que ahoga si es necesario.
Cerca de la mitad del gasto “extra” que prevé Unidos Podemos depende de esta
vía, con lo que su propuesta se tambalea peligrosamente sin este pilar.
El caos territorial: votos a cambio de inversiones.
A
estas alturas, parece evidente que el capitalismo español no es capaz de
resolver el problema nacional en nuestro país. El ejemplo más claro es la
situación en Cataluña, con unos niveles altos de confrontación entre
nacionalismo centralista y nacionalismo independentista, pero las organizaciones
políticas que representan al resto de nacionalismos en España también “sacan
los codos” para tratar de mostrarse como fuerzas útiles.
Así,
PNV, Coalición Canaria y Nueva Canarias han logrado arrancar ciertas prebendas
al gobierno Rajoy, que apuntalan su rol dentro de la actual estructura política
vendiendo al mejor postor su apoyo. Ahí, el PNV se ha mostrado como mejor
negociador, obteniendo 3.000 millones extra, cifra bastante superior a los
2.000 que dicen haber obtenido las fuerzas políticas canarias. Además de lo
lamentable que resulta para un país el configurar el gasto territorial en
función de la aritmética parlamentaria en lugar de en base a las necesidades
reales del pueblo, esas cuantías no van a suponer en ningún caso un cambio de
rumbo en las políticas actuales o una mejora significativa de la situación de
las clases populares en ambos territorios afectados, sino un “más de lo mismo”
con un poco más de presupuesto.
La respuesta popular debe ser contundente.
Las
agresiones a la clase obrera y el pueblo por parte del capital viven un nuevo
episodio en los PGE 2017. Sin embargo, la respuesta popular ha sido tibia:
alguna movilización en el ámbito feminista, presiones por parte de la plantilla
de Correos por su situación particular, protestas sindicales por el ataque a
las pensiones… y poco más. La oposición “de izquierda”, como es habitual, no ha
apostado por movilizar para plantar cara de forma contundente.
La
negociación de los presupuestos para 2018 ya está en marcha, PP y Ciudadanos ya
han anunciado públicamente avances en la misma. Es una nueva batalla en la que
los sindicatos han anunciado que van a poner más “carne en el asador”. Si la
clase obrera y las clases populares se movilizan con contundencia, es posible
unos PGE 2018 menos lesivos; de lo contrario, lo único que cabe esperar es una
nueva vuelta de tuerca a nuestras condiciones de vida y trabajo, para mayor
gloria de la oligarquía financiera que nos domina con mano de hierro.
Juan Perles