El primer intento de formar gobierno después de las Elecciones del 20D salió fallido. Pedro Sánchez no lo consiguió, a pesar de su empeño.
Lo que
hemos visto es mucho marketing en el debate exprés en el Congreso de los
Diputados.
El
proceso de negociación será farragoso y con muchos altibajos en los ritmos. La
politiquería burguesa es una combinación de cortesía versallesca y palos en las
ruedas. No hay debate político de fondo, ni posiciones ideológicas de
confrontación. La disputa es por ganar el puesto de gestión del capitalismo,
cualquiera de los partidos con posibilidades tiene el compromiso total de
mantener el sistema de explotación de la clase obrera, de extracción de la
plusvalía y de obedecer sin rechistar el mandato de los monopolios.
La
política burguesa es lo que es, y no da para más. Pura escenografía, un juego
de intereses que no lo juegan directamente los propios interesados, sino sus
marionetas.
Los
resultados electorales resultaron un tanto complejos de gestionar, no ofrecen
una combinación fácil. Es necesario concertar a varios partidos para hacer
posible un acuerdo, y nadie quiere quedarse fuera de la jugada.
Quien
sí parece claramente sentenciado a caer en esta fase es Mariano Rajoy. Nadie
habla con él. Debajo de sus propios pies estallan las minas, y no encuentra la
forma de desactivarlas, trata de mantenerse impasible, pero la metralla se
esparce por todos lados, desde Génova hasta el Levante, intenta resistir pero
la determinación de sacarlo de escena es fuerte. ¿Acaso alguien está en la idea
de que si se sustituye a Rajoy ya se regeneró el PP?
El FMI
y el BM, una y otra vez, modifican a la baja sus previsiones. La UE advierte de
que hay que darse prisa con el Gobierno porque hay que aplicar nuevos ajustes
contra la clase obrera. Hay que hacer recortes por un monto total de 17.500
millones de euros hasta 2018. Quienes pretenden, verbalmente, ser los más
radicales no discuten esa cifra, su radicalidad se limita a pedir un plazo más
largo para aplicar los ajustes.
¿Se
formará gobierno o se celebrarán nuevas elecciones? Esta es la pregunta que
anda en todas las bocas.
No
conviene jugar a profecías, y menos para organizar la lucha revolucionaria,
pero algunas cosas son constatables.
El
capitalismo español necesita un gobierno, y cuanto antes mejor. Es un hecho
objetivo.
Aunque
las clases dominantes tienen sus preferencias, cualquier gobierno de los hoy
posibles les vale. Gobierno a uno con apoyos externos, Gobierno a dos con menos
apoyos externos, Gobierno a tres que pueda sumar para votar con mayoría, etc.
Ninguna
de las posibles opciones de Gobierno, con los partidos que tienen presencia en
el Parlamento, confronta con el sistema de dominación capitalista; todos ellos
aspiran a gestionar el capitalismo realmente existente. ¿Después de la
experiencia de Syriza en Grecia es posible mantener alguna ingenuidad?
Tampoco
Varufakis -ahora asesor del Partido Laboralista británico-, con su versión B de
la Unión Europea, es un riesgo para la estabilidad del sistema.
La
clase obrera es la gran ausente del debate, sustituida en su centralidad propia
por la pequeña burguesía. El Partido Comunista tiene que hablar claro y directo
sobre esta situación. No hay posibilidades con ninguno de esos Gobiernos en
expectativa, cualquier de las opciones que prospere estará del lado del
capital. Por ello no hay que perder el tiempo esperando. Hay que pasar a la
ofensiva, reagrupar las filas, golpear al unísono a las fuerzas del capital,
combatir a la nueva socialdemocracia, pasar al contraataque cuanto antes.
Avanzar bajo las banderas de la revolución socialista. No más explotación, no
más paro, no más pobreza.
Nuestra
responsabilidad es llevar de nuevo a la clase obrera al protagonismo de la
lucha de clases, derrotar la actual hegemonía en sus filas de las posiciones
socialdemócratas, y hacer avanzar en ellas las posiciones revolucionarias.
LOS
BARCOS DE LA OTAN CONTRA “LAS MAFIAS”
Miles
de personas ahogadas en el Mediterráneo oriental, muchas de ellas en su edad
infantil. En las fronteras de la UE se levantan alambradas frente a quienes
tratan de huir del terror. Los barcos de la OTAN pasan a primera fila, cuando
todos los recursos son inútiles para contener la desesperación de quienes huyen
de la guerra que el imperialismo organiza en Siria, y en otros países.
La
estrategia del capital consigue levantar apoyos sociales. Las organizaciones
xenófobas y racistas ganan terreno en los “democráticos” países de la UE. Se
incendian refugios. El germen del fascismo es cultivado siempre por el
capitalismo como cartucho de reserva frente a la hipótesis del ascenso de la
lucha revolucionaria de la clase obrera.
El
Frontex es ya una policía de fronteras, con todos los recursos de violencia a
su disposición. La quiebra de Schengen es una demostración más de la democracia
de cartón de la UE.
Nuestra
solidaridad está con quienes buscan refugio en la huida de la barbarie. El
Internacionalismo Proletario es nuestra arma más poderosa. Nuestra tarea es
llevar a los sectores más amplios de la clase obrera a actuar bajo esta línea
política internacionalista.
30 años
después se demuestra que teníamos razón. OTAN NO, BASES FUERA.
NOOS
BORBÓN
Juan
Carlos de Borbón, era el Padrino del Instituto NOOS. Eso va quedando más claro
según avanza ese juicio tan complicado, sobre el cual es bien difícil decir
cómo terminará. Las razones de Estado se impondrán sobre cualquier atisbo de
justicia.
Se
comprende con más claridad una de las razones principales que llevó a la
apresurada abdicación de Juan Carlos en el año 2014. Pero ahora Felipe VI
también sale tocado cuando su hermana está sentada en el banquillo, y
reclamando una atención especial por parte de la familia. Si todos roban, ¿por
qué razón va a ser ella la única que pague el pato?
La
crisis en la cúspide es metástasis que se extiende por todo el tejido social. Y
la monarquía puede salir de esta situación con daños de difícil reparación. Los
poderes fácticos mantienen una evaluación permanente de su firmeza monárquica,
los Borbones hoy tienen un puesto tan fijo como los contratos indefinidos que
reguló el Gobierno Rajoy con sus contrarreformas laborales.