En los
últimos días nos han restregado hasta el hartazgo un espectáculo "sin
precedentes". Una diputada se ha presentado en el hemiciclo congresual con
su bebé y con él se ha mantenido hasta que sus señorías han acabado de cumplir
con la agotadora jornada laboral consistente en jurar su fidelidad al sistema
burgués de democracia parlamentaria "el mayor cerrojo ideológico" del
capital para mantener y consolidar su sistema de explotación y dominación. Es
decir, el sistema de miseria -económica y cultural- para las clases populares
en general y para la clase obrera en particular.
Y ¿para
qué queremos más? Tirios y troyanos han dispuesto de una posibilidad más, unos
con denuestos y otros con alabanzas, para mantener la farsa de sus
discrepancias sin fin, sin que nada importante cambie lo más mínimo.
El
espectáculo es uno de los que con gran probabilidad nos depare este nuevo
esperpento de "La Corte de los….. Iluminados" en que se desenvuelve
este reino de las Españas.
El acto
de la diputada Bescansa es una auténtica burla, un escarnio para toda la clase
trabajadora y con especial intensidad a las mujeres de esa clase que a diario,
ellas sí, han de realizar jornadas brutalmente largas y agotadoras. La diputada
Bescansa ignora, no se le pasa por la imaginación siquiera, que existen
millones de trabajadoras que no pueden, tampoco pueden imaginarlo, dadas las
actuales condiciones materiales de la producción ni mucho menos con las
actuales relaciones sociales de producción, llevar a sus bebés o menos bebés a
los centros de trabajo. La señora Bescansa ignora que hay cadenas de lavado y
embalaje de hortalizas, cadenas conserveras, limpieza de habitaciones en
hostelería, centros de atención de llamadas, dependientas….y un largo etcetera
ocupados principalmente por mujeres en las que las necesidades del capital
consisten en extenuarlas a tope y extraer de ellas el mayor jugo posible
(plusvalía). Por tanto, no hay lugar para cuidar con afecto y apego a sus
bebés, ni para dejárselo un ratito a su capataz-a mientras ellas charlan o se
dan una vuelta con vistas.
No
olvidamos tampoco a todos esos inexistentes hombres, para la burguesía y
pequeña burguesía así como para el oportunismo más ramplón, que pretendieran
ejercer alguna acción paternal con sus bebés en brazos cuando ingresan a diario
en las profundas y peligrosas minas, en las embrutecedoras cadenas de montaje o
albañiles en sus divertidos columpios llamados andamios, ni……..
La
esperpéntica jarca de burguesía y pequeña burguesía sí ignora a la clase
trabajadora. Con mayor precisión, una de sus tareas principales consiste en
ocultar al máximo la existencia material de las clases, no sea que de ahí se
pase a que lo realmente importante es el conflicto entre ellas y la clase
trabajadora se disponga a resolverlo. Nos ofrecen entonces un entretenimiento
con la muy intencionada y perversa intención de introducir en el imaginario
colectivo, bien ensalzándolo por progre bien rechazándolo por propagandístico y
en general con conatos varios de resabios de patriarcado, que la acción de la
diputada Beteta es una muestra más de la insigne bondad de la capitalista
democracia parlamentaria.
Los
problemas de la mujer trabajadora y específicamente de la madre trabajadora
sólo pueden resolverse en las condiciones de otras relaciones de producción
sociales en que puedan materializarse mecanismos que atiendan las verdaderas
necesidades de la clase trabajadora. Se requiere una socialización de enormes
proporciones en muchas tareas, la instalación proporcionada de guarderías y
centros de atención infantil, la reducción de tareas agotadoras y enfermizas….
También la disminución sustancial de la jornada de trabajo para todos, pero
especialmente para aquel segmento de la clase que han de ejercer su condición
de madres/padres.
Esas
otras condiciones son las que habilita otra nueva sociedad, el
socialismo-comunismo que al regirse por otras relaciones de producción, permite
desde su inicio atender las necesidades materiales de la clase. Por esa
sociedad hay que organizarse y luchar.
En
definitiva, el acto de la diputada. Bescansa desde su eminencia pequeñoburguesa
resulta una burla, un escarnio para la clase trabajadora. Una muestra más de la
actual perversión ideológica e incapacidad intelectual y política de nuestra
pequeña burguesía.