Desde que, en el mes de
septiembre estallara el conflicto laboral en IKEA-Sevilla, militantes del
PCPE-PCPA y de los CJC vienen prestando su apoyo a los trabajadores y
trabajadoras afectados por los despidos, con la participación activa en las
concentraciones convocadas a la puerta del centro comercial que la
multinacional sueca tiene establecido en la localidad sevillana de Castilleja
de la Cuesta.
De hecho, las banderas y símbolos de nuestra organización son los
únicos que acompañan con regularidad a la ya conocida pancarta con la consigna
"Ikea despide a trabajadores como tú", sostenida por quienes, una vez
más, han perdido su puesto de trabajo por culpa del afán acumulativo sin
límites del sistema capitalista y al amparo de la legislación que, como traje a
medida, le vienen confeccionando desde hace décadas los gobiernos burgueses que
se han ido sucediendo en nuestro país.
La compañía, originaria del país nórdico que sirve de modelo a
la socialdemocracia europea, presume de buena empleadora, permitiéndose
asistir, por ejemplo, a la III Feria de Empleo, celebrada recientemente en el
campus Ramón y Cajal de la Universidad de Sevilla, y hasta tiene un “código
ético”, una especie de truco comercial compartido también por las formaciones
emergentes de la “nueva política”.
Lo que no dice la multinacional escandinava
es que, para sacar adelante su producción, no solo se sirve de sus empleados y
empleadas de plantilla, a los que denomina “colaboradores”, sino también de
“externalizaciones” a empresas que, una vez finalizados sus contratos, despiden
a los trabajadores y trabajadoras en lo que técnicamente se conoce como “cesión
ilegal”.
En esta ocasión las diez personas afectadas trabajaban para la
compañía CM Auxiliares, contratada hasta mediados de año en la denominada, por
cierto, “Unidad Productiva” de IKEA. Los diez despidos se produjeron al cambiar
el contrato a una nueva empresa, Serin Global, ya que no se cumplió el precepto
de subrogación previsto en el Estatuto de los Trabajadores (según el cual la
nueva empresa está obligada a admitir en su caso a quienes trabajaban para la
que termina contrato) y la compañía contratante, en este caso IKEA, se
desentendió totalmente del asunto.
Además, quienes han sufrido los despidos
trabajaban más horas y cobraban menos que los afortunadas y afortunados
“colaboradores”, aunque estaban plenamente integrados en el centro de trabajo,
vestían ropa de IKEA y, para tramitar sus horarios, turnos, descansos y
vacaciones, dependían del departamento de Recursos Humanos de la multinacional.
Por tal motivo reclaman que sus despidos sean considerados improcedentes por
cesión ilegal, y han interpuesto una demanda judicial que se resolverá el
próximo mes de marzo.
En todo caso, y confiando en que los despedidos y despedidas
obtengan de la legislación laboral burguesa la mejor solución posible a su
conflicto, lo más importante es que el PCPE y los CJC siguen apoyando al
proletariado en lucha y que nuestro mensaje revolucionario sigue calando en la
clase trabajadora.