Son tiempos turbulentos en la política. En una atmósfera de
corrupción, EREs, financiaciones ilegales supuestas o contrastadas y demás
triquiñuelas que salpican a los partidos del capital, obviamente los más
"afeados" son los dos partidos "clásicos" desde la farsa de
1978: PP y PSOE.
Y bien es cierto que ante esta falta de credibilidad cada uno de
ellos ha tirado de estrategias opuestas. Mientras el PP intenta ante todo
exponer su "gran trabajo macroeconómico" como argumento de
credibilidad, el PSOE se dedica a comportarse como el niño al cual los padres
abroncan seriamente y que al final acaba pidiendo perdón y
diciendo que no volverá a repetir lo que ha hecho tan mal, de una forma tan
descarada y campechana que recuerda al rey emérito tras sus travesuras en
Botswana.
Esta estrategia, obviamente, se acaba sustentando en toda una
estructura para legitimar que tal promesa no acabará (por enésima vez) en la
basura. Si bien en un paso se concretó en el cambio de cara (de la
titubeante mirada de Rubalcaba al "joven y apuesto" Pedro Sánchez),
donde más vemos esta faceta de niño arrepentido es en el discurso de los
dirigentes de la formación y en las últimas campañas electorales. Así, el 24 de
mayo del año pasado (municipales) se presentaban con el slogan "Gobernar
para la mayoría", mientras que para el 20 de diciembre (generales) lo
hacían con "Vota por un futuro para la mayoría". Para la pantomima de
este 26 de junio, piden "un sí por el
cambio", subiéndose al carro de los que piden el cambio.
Puede parecer, al copiar los discursos de partidos de nueva
cuña, que es una estrategia novedosa. Pero nada más lejos de la realidad. Al
PSOE solo le queda de nuevo las pocas canas que tiene su Secretario General. En 1982, cuando
Felipe González alcanza la presidencia del gobierno, el PSOE ya pedía el voto
"por el cambio"... que se materializó en la desindustrialización a lo
largo y ancho del estado, en un "OTAN de entrada no" para acabar
pidiendo el "Sí por el interés de España" en el
referéndum de permanencia, en los casos de corrupción que escandalizaron a todo
trabajador de este país y en la política de la cal viva para abordar el
problema vasco.
Pero, a fin de cuentas, no estamos aquí para hablar del pasado,
sino de la juventud, y de las propuestas que desde Ferraz realizan a los
jóvenes, por cuyo voto (y el de sus padres y abuelos) suspiran. Aquí van
algunas propuestas que afectan a la juventud sacadas del programa electoral del
PSOE1:
1. En Educación, prometen derogar la LOMCE, aumentar las becas,
fomentar la inclusión social en las aulas, ampliar la escolarización desde 0
hasta 18 años, fomentar la escuela laica, promover el consenso con comunidades
autónomas y evaluar los centros, curriculos y personal docente... todo mediante
el consenso con la comunidad educativa. A primera vista todo suena genial. Se da a entender que la
derogación de la LOMCE conlleva realizar otra nueva ley
educativa en vez de volver a la LOE, en una situación de cambios legislativos
continuos que ya hartan a toda la comunidad educativa. El hecho de fomentar la
escuela laica no supone necesariamente la eliminación de la que no lo es, y la evaluación de centros
facilita la creación de centros de primera y de segunda (o tercera, cuarta,
quinta...) que no contarán con las mismas oportunidades a
ayudas. En cuanto a la FP, apuestan por aumentar las plazas en una FP integrada
en el Proceso de Copenhague, lo que se traduce en una mayor
"flexibilización y adaptación al mercado laboral" o, lo que es lo
mismo, en una mayor explotación de los estudiantes en los centros de trabajo,
como ya venía haciendo la FP Dual que critican en el programa electoral.
2. En Economía, dos son los aspectos fundamentales. El fomento del emprendimiento (lo
cual significa, simple y llanamente, atraer a más trabajadores en convertirse
en autónomos, con las consecuencias que ello trae) y el capital
humano para la economía 4.0 (sic!), con propuestas tales como impulsar "la
cultura del esfuerzo, de la cooperación y del emprendimiento".
Francamente, hablarle de la "cultura del esfuerzo" a los jóvenes que
han estudiado y trabajado a la vez porque no había becas, han estado trabajando
más de 10 horas diarias en hostelería para poder mantenerse o han tenido que
emigrar para tener un mínimo de dinero porque en su pueblo o ciudad hay paro me
parece el mayor ejercicio de hipocresía posible.
3. También se mantiene el Plan de Garantía
Juvenil, el cual se propone como "instrumento
fundamental de activación de la juventud desempleada". Esto supone,
básicamente, que la juventud que quiera trabajar debe sufrir contratos
temporales, un salario menor a igual trabajo que otros trabajadores solo por
ser joven y que los contratos que firmen van a beneficiar a los empresarios
mientras suponen una mayor explotación laboral a los jóvenes.
4. Se apuestan por los sectores turísticos y de la comunicación,
así como por la culminación de las grandes obras logísticas. Se está diciendo,
claramente, que prometen un trabajo totalmente dependiente de la temporalidad del
turismo y que se volverán a crear puestos de trabajo en construcción (puestos
con fecha de caducidad).
5. También se apuesta en el programa por "la defensa a ultranza del
mantenimiento de una Política Agraria Común fuerte" como
estrategia para el sector primario, lo que ha conllevado al abandono de las
comarcas rurales y el progresivo envejecimiento y despoblación de las mismas,
cuando no la falta de futuro para la poca juventud que permancece en ellas.
Podríamos seguir hasta el infinito evaluando las propuestas del
PSOE, pero sería reiterarse en la mítica frase de "cambiarlo todo para que
no cambie nada". Porque el cambio que proponen desde las
filas de la vieja socialdemocracia desde luego no es de fondo si se sigue
apostando por la precariedad laboral, por el éxodo de los jóvenes de sus
localidades de origen y por una educación que continúa la política del gobierno
de Rajoy en educación, eliminando las cuestiones menos estéticas de la misma.
Como bien dice el dicho, aunque la mona se vista de seda, mona se queda; y mal
que pese a un servidor coincidir con los nuevos socialdemócratas, el único cambio que el PSOE podría hacer actualmente es entregar (como mínimo) la
S y la O de sus siglas. Los lavados de
cara no limpian tantas traiciones a los trabajadores.