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UPOA 8 DE MARZO 2019

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8 de febrero de 2016

ACOSO ESCOLAR, EL OLVIDADO DRAMA DE NUESTRO SISTEMA EDUCATIVO.-

La palabra "bullying" es un término anglosajón que hemos podido conocer a través de series de televisión, películas e incluso juegos de consola. En ellos se trata el tema más bien con frivolidad, como si fuese un problema anecdótico y liviano, cosa de críos, sin embargo los estudios se encargan de contradecir esta idea. Según un test1aplicado en el 2000 en la mayor parte de los colegios e institutos del estado se dan casos de acoso escolar, estando implicados entre el 22% y el 35% de los alumnos dependiendo del nivel educativo. Otros estudios afirman que entre un 5% y un 10% de los alumnos entre 10 y 15 años sufren acoso.
Es por tanto un problema sistémico de nuestro modelo educativo, el acoso se da como algo natural y no sale a la luz más que ocasionalmente, lo cual permite su continuidad.

¿Pero qué es exactamente el acoso escolar? Se trata de la agresión verbal, física o psicológica por parte de alumnos reconocidos socialmente contra otros alumnos incapaces de defenderse. Los insultos, el vacío social, o la agresión física serían inconcebibles sin la complicidad del resto de los alumnos, a veces incluso del profesorado y los padres, aunque estos dos últimos grupos no suelen detectar el problema, lo desconocen. Y lo desconocen porque toda una clase se vuelca contra uno o varios alumnos, es el grupo contra el individuo, un grupo liderado por los agresores principales. Según los estudios estos agresores tienen el reconocimiento de sus compañeros entre otras cosas por su ascendencia social, si se pertenece a una clase social más alta el reconocimiento es mayor. Un alumno que viste a la moda, cuyos adres conducen un mercedes, que se va siempre de vacaciones a lugares exóticos está bastante mejor visto entre sus compañeros que un alumno que nunca habla de sus vacaciones (porque nunca puede irse a ningún sitio) y que apenas le da para comprase el material escolar. Queda claro, por tanto, que la lucha de clases se refleja también en el acoso escolar.

Pero si se quiere entender el drama del acoso que afecta a este país, y más todavía a las clases más bajas, hay que entender que no se trata de simples insultos o de un tortazo de vez en cuando. Son la constancia de las humillaciones (verbales o físicas), la soledad y el sentirse observado permanentemente los que hacen de la escuela en una auténtica tortura. Y peor aún, esta tortura se traslada a casa a través de las nuevas tecnologías, el acoso en las redes sociales no tiene horarios y queda registrado, se da a cualquier hora y no se borra fácilmente.

La losa que supone tal presión social puede llevar a sus víctimas al suicidio, se trata en realidad asesinato ya que las víctimas son llevadas por sus agresores hasta el límite, su voluntad de vivir es debilitada a diario. Un ejemplo de esto es el reciente caso de Diego2que a diferencia de otros casos ha salido a la luz. Las personas que suelen sufrir el acoso son tranquilas, poco dispuestas a pelear, lo cual las hace más vulnerables ya que el agresor se aprovecha de esto, de que no le plantará cara. Con cada nueva agresión la víctima se muestra aún menos proclive a defenderse y esto reafirma la actitud del agresor, la situación se retroalimente sin una salida clara.

Por otra parte, la solución lógica a este problema es la denuncia, pero es inútil esperar que las personas que sufren este acoso denuncien a sus agresores, no ya ante un tribunal, ante sus padres o profesores, tienen miedo. El miedo a la represalia se traslada hasta casa, la víctima no se atreve a denunciar que sufre acoso, ni a decírselo a sus padres, ya que teme que haya una represalia al día siguiente en el colegio. El acoso envuelve la vida de la víctima en todos sus aspectos, es una constante que vuelve desgraciada la vida de esa persona, la cual intentará buscar espacios en los que pueda librarse de ese acoso, no siempre con éxito.

Otra solución lógica, pero igual de improbable es la de que estas personas que sufren acoso aprendan a defenderse sin ayuda de nadie. Tampoco podemos esperar a que esto suceda, la víctima está desarmada ante sus agresores mientras que no reciba apoyo, y cada día estará más desarmada. Por ello el apoyo externo es totalmente vital para la supervivencia de estas personas.

Cabría preguntarnos qué es lo genera este problema sistémico y aunque no hay una causa clara si es cierto que los estudios inciden en dos aspectos: Por un lado la falta de valores y educación solidaria en la escuelas, los niños crecen en un ambiente que no potencia la idea de colectivo solidario sino de un colectivo jerarquizado basado en el individualismo; por otra parte señalan también como causa el ambiente familiar de los agresores y agredidos, donde la clase social a la que pertenecen juega un importante papel en la determinación de su personalidad.


Visibilizar este problema y mejorar las herramientas para identificar y ayudar a las víctimas del acoso escolar es prioritario a corto plazo. No obstante la solución al acoso escolar va más allá y es doble: Por un lado una educación infantil que potencie la idea del colectivo como grupo solidario y no un conjunto de individualidades; y por otro la mejora y equiparación del nivel de vida de la sociedad en su conjunto, de tal forma que se eviten casos de familias desestructuradas o con mal funcionamiento. La mejora del nivel de vida y un profundo cambio del sistema educativo sólo llegarán con el socialismo, otra razón más para cambiar este sistema contradictorio y voraz.