El
ministro Wert es imbécil. Yo creo que por una vez, todos estamos de acuerdo.
Los del norte y los del sur. Los hombres y las mujeres. Los ricos y los pobres.
Todos. Como cantaban Los Ilegales en aquella magnífica canción de hace unos
años, Wert es “El gran capullo en persona”. No busquéis más que ya lo hemos
encontrado.
Lo de
hoy ha sido ya de traca. La primera vez en toda mi vida que he visto algo así.
Yo y todo el mundo. Que un portavoz de la Unión Europea salga en una rueda de
prensa calificando las palabras de un ministro español de “basura” es algo sin
parangón. No sé si será la primera vez que ocurre algo parecido, pero sí sé que
algo así no pasa todos los días. ¿Pero qué podía decir el portavoz que estaba
dando la rueda de prensa? Simplemente lo que ha dicho. Que ese comunicado
estaba lleno de basura. Porque el comunicado del Ministerio de Educación
español es pura basura. Con datos falsos. Con datos que dejaban en muy mal
lugar a la UE.
No es
la primera vez que Wert utiliza datos falsos para sostener sus tesis. El otro
día en El intermedio pusieron una entrevista en la radio
donde hacía lo mismo para atacar a la asignatura de Educación para la
Ciudadanía. Utilizó un fragmento de un libro que no había sido aprobado por el
Ministerio de Educación para demostrar que la asignatura adoctrinaba al
alumnado. Me pregunto cuántas veces haría eso cuando estaba al frente de
empresas de sondeos de opinión.
Si algo
ha demostrado Wert desde aquel fatídico 22 de diciembre de 2011 en que fuera
nombrado Ministro de Educación, Cultura y Deporte es que es un inepto como la
copa de un pino. No lo quiere nadie: ni los maestros, ni la gente de la
cultura, ni los deportistas. No lo quieren los de la oposición. Y por no
quererlo, no lo quieren ni los peperos. Dicen que la Vicepresidenta del
gobierno lo tiene completamente atravesado. No me extraña. El tío es un
imbécil. Y ella ya lo tiene calado. Porque ella no es imbécil. Lo malo de todo
esto es que sus decisiones, sus políticas, su Ley están haciendo mucha pupa, y
más que harán en el futuro inmediato. Si no fuera por esto, nos echaríamos unas
risas a su costa y todos tan contentos.
Si a
Rajoy le quedara un poco de sentido común, Wert tendría las horas contadas como
ministro. De mañana no pasaría. Qué digo. Ya haría rato que le hubiesen puesto
las maletas en la puerta de la calle.
Dicen
por ahí que los pueblos tienen los políticos y los gobernantes que se merecen.
Pues no, copón. La escuela española no se merece a este tío. La cultura española
no se merece a este tío. Los deportistas españoles no se merecen a este tío. Es
más, me atrevería a afirmar rotundamente que nadie se merece a un energúmeno
del tamaño de Wert. Ningún pueblo del mundo se merece que su educación, que su
cultura, que su deporte, estén en las manos del Wert de turno. No seré yo quien
niegue que los españoles nos merecemos muchas cosas malas, por cobardes y por
estúpidos. Pero, por todos los santos del cielo: ¿tan grandes han sido nuestros
pecados para merecer al gran capullo en persona?