Aguilar (Córdoba) nombra a su alcalde y concejales fusilados en
1936 miembros honorarios de su Corporación. Es uno de los primeros pueblos que
lleva a cabo este reconocimiento
“Es nuestra obligación dejar claro que
aquellos que dieron su vida por la libertad son un ejemplo para las
generaciones futuras”. Un enorme retrato de José María León Jiménez, el alcalde
de Aguilar de la Frontera (Córdoba) fusilado en 1936, presidía el Auditorio
Municipal de los Desamparados durante el discurso del actual regidor, Juan
Martín (PSOE). Junto al retrato de León Jiménez, las imágenes en blanco y negro
de los otros cuatro concejales republicanos fusilados en el verano del 36
(Antonio García Márquez, Antonio Cabello Almeda, Andrés Alberca Conde y Rafael
Aparicio de Arcos) destacaban en un acto que llenó el recinto aguilarense y en
el que se les nombraba “miembros honorarios” de la Corporación aguilarense por
los siglos de los siglos.
Aguilar de la Frontera se ha convertido en uno de los primeros pueblos
de España en llevar a cabo esta distinción para sus alcaldes y concejales
fusilados cuando fueron sorprendidos por el estallido de la Guerra Civil gracias a una de las asociaciones por
la recuperación de la memoria histórica más activas de Andalucía: Aremehisa.
Presidida por Rafael Espino, esta asociación ha desenterrado docenas de
cadáveres de fusilados que estaban en fosas comunes en el cementerio
aguilarense, los está identificando a través de sus correspondientes pruebas de
ADN y les ha dado una sepultura digna. Gracias al empeño de Aremehisa, el
Ayuntamiento de Aguilar ha cambiado el nombre de dos calles para otorgárselas a
su alcalde y a uno de sus concejales fusilados, y ha organizado cuatro
congresos sobre memoria histórica, publicando ya dos de sus actas.
“Hoy, después de 77 años José María León volverá a ser nuestro
alcalde. Y Antonio García Márquez, Antonio Cabello Almeda, Andrés Alberca Conde
y Rafael Aparicio de Arcos volverán a ser nuestros concejales para siempre.
Aguilar de la Frontera salda así una deuda histórica y su Corporación vuelve a
estar al completo”, leía, durante su discurso, con firmeza, Rafael Espino.
“Para nosotros, aún están vivos y no dejarán de ser lo que fueron: hombres
libres”.
Espino
leyó también las palabras de Virginia, la hija del alcalde fusilado, que
recordaba cómo el día 18 de julio de 1936 su padre se fue al Ayuntamiento.
“Decía que estaba en su sitio. Aquel día fueron a por él y lo cogieron por
socialista. Se lo llevaron a matarlo el 2 de agosto de 1936″. La nieta del
regidor, también llamada Virginia porque según su padre evocaba el concepto de
“libertad” a su abuelo, que desde ayer ya es perpetuo en Aguilar de la
Frontera, envió un mensaje desde Barcelona: “Siento una gran alegría porque al fin se reconoce su
lucha. Pero también siento pena porque este reconocimiento no llegara antes,
cuando sus hijos vivían y no han podido disfrutarlo“. “Gracias
por este testamento de libertad y futuro”, concluyó. “La vida de estos hombres
admirables no terminó con su muerte”, cerró Rafael Espino, entre el aplauso de
un auditorio repleto.
Sin
embargo, la reparación aún no es completa. De momento, sólo la familia del
alcalde fusilado ha identificado sus restos a través de la pruebas de ADN y le
ha dado una sepultura digna. De los otros cuatro concejales, uno fue fusilado
en Córdoba, donde fue llevado preso en agosto de 1936, y los otros siguen estando
en una nave de propiedad municipal en Aguilar a la espera de que los
identifiquen. “La espera está siendo demasiado larga, pero nunca es tarde”,
concluyó el actual alcalde.
Uno a
uno, los familiares de los fusilados fueron recogiendo las distinciones que convertían
en miembros honorarios a los fusilados en 1936. El público, en pie, recibió con
aplausos -y algunos con lágrimas- la distinción que cierra una herida abierta
en un desgraciado verano de hace 77 años.
Articulo extraido de : Andaluces.es