La
semana pasada tuvo lugar en Andalucía lo que los medios de comunicación de
masas, tan dados a los grandes titulares, denominaron “un acontecimiento de carácter
histórico”. Por primera vez desde que existe la Junta de Andalucía, una mujer,
Susana Díaz, presidirá el gobierno andaluz. Treinta y un años han pasado desde
que esta institución se creó y, durante todo este tiempo, siempre ha estado al
frente de ella un hombre y además, debemos añadir, un hombre del Partido
Socialista, que ha sido el único partido político, ayudado puntualmente por el
Partido Andalucista y por Izquierda Unida, que ha gobernado la Comunidad
Autónoma de Andalucía. Cuatro presidentes distintos hemos conocido durante
estas tres décadas de ¿autogobierno?: Rafael Escobedo, José Rodríguez de la
Borbolla, Manuel Chaves y José Antonio Griñán,
La
nueva presidenta, que ocupaba la Consejería de Presidencia con Griñán, hereda
una situación casi, casi, me atrevería a decir, de respiración asistida. Porque
no lo vamos a negar, Andalucía no va nada bien. Es más, si nos atenemos a los
datos, que suelen ser tercos como una mula, tenemos que decir con toda claridad
que durante todos estos años, Andalucía no ha ido bien jamás. Y ahora, cuando
el sistema está casi al borde del colapso en todo el estado español, aquí, en
el sur, la cosa adquiere tintes dramáticos. Y a los números me remito. No hay
más que echar una ojeada a las cifras. Veamos algunos ejemplos.
Según
la Encuesta de Población Activa del II Trimestre de 2013, la tasa de paro en
Andalucía es del 35, 79%. Esta cifra se eleva hasta el 66,49% cuando hablamos
de jóvenes entre 18 y 25 años. Y llega al 80% entre el rango de población de 16
a 18 años. En cualquier caso, la cifra absoluta de parados supera el millón de
personas, de los cuales, más de seiscientos mil, llevan más de un año buscando
empleo. Y otro dato para tener en cuenta: Hasta el día 31 de diciembre de 2012,
y desde el inicio de la crisis-estafa, se han destruido en Andalucía 639.000
empleos, según datos de UGT Andalucía. Para cortarse las venas.
En
cuanto al número de desahucios que se han producido en Andalucía desde que
comenzó la crisis-estafa, y aunque es muy difícil establecer un número exacto
dada la opacidad con la que las entidades bancarias manejan el dato, se puede
hablar de entorno a sesenta y cinco mil viviendas desahuciadas, lo que
convierte a esta comunidad autónoma en la tercera del estado español en número
de desahucios, tan sólo superada por Cataluña y Madrid.
Más
datos que ponen la piel de gallina: Según el informe 'Pobreza y privación en Andalucía y
España: el impacto de la Gran Recesión', realizado por Eduardo Esteve
Pérez, Jesús Pérez Mayo y Enrique Lluch Frechina del Observatorio de
Investigación sobre Pobreza y Exclusión en la Comunidad Valenciana de la Universidad Cardenal Herrera, junto
con Cáritas y la
Fundación FOESSA, el 31, 68% de los andaluces vive bajo el umbral de la pobreza
y el 37,34% de los menores andaluces está en riesgo de exclusión social, o
directamente, ya están excluidos.
En
Andalucía hay más de cuatrocientas mil familias con todos sus miembros en paro.
Y desgraciadamente, esta cifra va en aumento de trimestre en trimestre. Así
mismo, en torno a unas trescientas mil familias andaluzas no cobran ningún tipo
de prestación social. Es decir, malviven de la solidaridad familiar, o de lo
que le dan las ONGs tipo Cáritas o Banco de alimentos.
Estos
son sólo algunos (escalofriantes) datos —hay otros de carácter educativo,
sanitario, cultural, otros relacionados con la corrupción, que en esto
Andalucía sí que es una auténtica campeona— que demuestran que la situación
socioeconómica andaluza está francamente mal y que mucho tienen que trabajar
Susana Díaz y los miembros de su gobierno para darle un vuelco a dicha
situación. ¿Serán capaces
de hacerlo?
Se
admiten apuestas.