El otro día Jordi Évole entrevistó para el programa que dirige y presenta
en la Sexta los domingos por la noche, Salvados, a uno de los pocos
intelectuales que merecen la pena de nuestro país: el maravilloso José Luis
Sampedro.
José Luis Sampedro (Barcelona, 1 de febrero de 1917) es economista,
humanista y escritor, autor de algunas obras imprescindibles tanto en el ámbito
del pensamiento y la economía como de la novelística. Así cabe destacar obras
como El mercado y la globalización o Sobre política,
mercado y connivencia, entre las primeras, y La sonrisa etrusca o El
amante lesbiano, entre sus principales novelas.
A sus noventa y cinco años, el profesor Sampedro, a pesar de todos los
achaques de los que se quejó con tan buen sentido del humor en el programa (la
falta de vista, la pérdida de oído, la dentadura postiza, etc.) sigue teniendo
un cerebro completamente privilegiado. A José Luis Sampedro le gusta definirse
como un pensador de izquierdas, republicano, radicalmente independiente,
humanista, y solidario. Para él existe una palabra completamente indisoluble de
la condición humana. Esa palabra no es otra que dignidad. Quienes
conozcan sus obras, quienes hayan leído sus artículos, o hayan visto o leído
alguna de las múltiples entrevistas que se le hacen en prensa y/o televisión,
sabrán que defiende sobre todas las cosas, la dignidad humana. Dignidad para
vivir, dignidad para soñar, dignidad para desear, dignidad para compartir,
dignidad para elegir. En definitiva, dignidad para ser y estar aquí y ahora.
La entrevista versaba, a grandes rasgos, sobre temas económicos, y en
particular se habló mucho de dinero. A lo largo de poco menos de un cuarto de
hora, Sampedro fue dejando muestras de su sabiduría, encadenando una perla tras
otra: “Esta sociedad tiene el dinero como referente básico y, como dijo Marx en
su día, este sistema capitalista, lo convierte todo en mercancía. (…) El dinero
ha pasado de ser un instrumento de cambio útil y hasta indispensable, a un
referente absoluto y total.” O esta otra: “El capitalismo es el abuso del poder
por el capital.” O esta: “Una vez satisfecho ese nivel puramente animal, basta
ya muy poco. La austeridad es muy triste cuando nos la imponen, pero no cuesta
ningún trabajo cuando se tiene.” O la que parece ser la máxima que gobierna hoy
el continente europeo: “Gobernar a base de miedo es muy eficaz. (…)El miedo
hace que no se reaccione. El miedo hace que no se siga adelante.”
En mi opinión, hubo un par de momentos estelares: “(A los poderosos) hay
que quitarles el poder”, dijo el pensador catalán. Y después, lo que para mí
fue lo más importante de toda la entrevista: Sampedro afirmó rotundamente que
estamos en el principio del fin del capitalismo. No le tembló el pulso al
afirmar lo siguiente: “El capitalismo está hundido ya.” Y fue un poco más allá:
“El capitalismo está agotado. Fue fantástico cuando empezó a crearse hacia el
s. XV (…) pero se creó para una situación del mundo que hoy ha cambiado. Y
ahora ya no funciona.” Ante la pregunta del presentador sobre qué sistema
pensaba él que lo iba a sustituir, Sampedro admitió con rotundidad que no lo
sabía. “Tengo mis ideas al respecto, pero no tengo seguridad.” “Por lo pronto,
seguimos funcionando con instituciones atrasadas: política, religión y economía
están funcionando con técnicas y pautas anticuadas que corresponde a la época
de la fundación del capitalismo y su desarrollo, pero no para esta época.”
Completamente de acuerdo con una de las mentes más preclaras de estos
convulsos tiempos que nos han tocado en suerte.
Rafael Calero Palma