El abuelo
de la ministra
de defensa
era ácrata,
libertario,
anarquista,
que es tanto
como decir
que no creía
en los ejércitos
como herramienta
para solucionar
los conflictos
entre los seres
humanos,
ni en el Estado
como herramienta
para organizar
sus vidas.
El abuelo
de la ministra
de defensa,
como buen
anarquista,
creía en la libertad
del individuo,
y en la autogestión
y la colectivización
como modelo
organizativo social
ideal.
La nieta
del anarquista,
hoy,
es ministra
de defensa
del gobierno
socialista.
Si el anarquista viviera,
y viera a su nieta
al frente
de las Fuerzas Armadas,
y la escuchara
argumentando
a favor de la presencia
de los soldados españoles
en conflictos lejanos
y oscuros
como el de Libia,
seguramente,
movería la cabeza
a derecha e izquierda
o viceversa
y murmuraría
para sus adentros,
joder, joder, joder…
Rafael Calero Palma
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