Los trabajadores estamos sufriendo la mayor ofensiva contra los derechos sociales y laborales de la historia reciente de este país. Derechos conquistados por generaciones de trabajadores a través de décadas de luchas y de enormes sacrificios.
Abaratamiento del despido hasta su casi gratuidad, inicio de la liquidación de la negociación colectiva, disminución paulatina de la protección por desempleo, reducción del salario de los empleados públicos, que supera ya el 50% de pérdida de poder adquisitivo en las últimas dos décadas, la reducción de la cuantía de las pensiones públicas y el aumento del mínimo de años para el acceso a ellas, con el claro objetivo de su privatización progresiva. A esto hay que añadir la aceleración de la privatización de servicios públicos como Correos, la Sanidad o la Enseñanza.
Pero los retrocesos y derrotas de los trabajadores comienzan a finales de los años 70 del siglo pasado con los Pactos de la Moncloa y han continuado con toda una serie de acuerdos a lo largo de estos años y que se han plasmado en sucesivas reformas laborales que en todos los casos han supuesto una eliminación de derechos laborales y un empeoramiento de las condiciones de trabajo para la clase trabajadora. Son las consecuencias de la estrategia de Pacto Social practicada por las direcciones de los llamados sindicatos mayoritarios.
Esta estrategia de conciliación de clases sencillamente ha supuesto una rendición sin condiciones en la lucha de clases y una reducción progresiva de la capacidad de resistencia de los trabajadores.
Así, ante esta falta de resistencia, llegamos a esta ofensiva general y con voluntad de definitiva del gobierno del Capital. Ofensiva que está contando, una vez más, con la colaboración activa de las direcciones de CC.OO y UGT.
Y todos estos retrocesos sociales, todas estas agresiones contra los intereses de los trabajadores parten del aparato del Estado y afectan por igual a todos los trabajadores que viven y trabajan en el ámbito territorial de ese Estado. Pero los trabajadores carecemos, hoy por hoy, de un instrumento de defensa eficaz frente al enemigo de clase, que sí está organizado en torno al Estado.
Por un lado, tenemos unas direcciones de los llamados sindicatos mayoritarios que colaboran de forma activa y consciente con los representantes del Capital hasta convertirse en un instrumento imprescindible en manos de este para la defensa de sus intereses de clase. Y por otro lado, en el campo del sindicalismo no colaboracionista, que los trabajadores han ido construyendo en sus respectivos ámbitos territoriales o laborales, se da una atomización y una limitación de su acción sindical a estos ámbitos que lo hacen insuficientemente operativo. Esta situación hay que superarla.
Tenemos el convencimiento de que cada vez más afiliados a los llamados sindicatos mayoritarios van adquiriendo conciencia del papel de colaboradores de la patronal y su gobierno de sus aparatos de dirección y de las consecuencias nefastas que esto está teniendo, al fin y al cabo ellos son tan víctimas de los efectos del Pacto Social como el resto de los trabajadores.
Por otro lado, también estamos convencidos de que las bases del atomizado sindicalismo no claudicante son cada vez más conscientes de las limitaciones organizativas y de ámbito territorial o laboral de nuestras respectivas organizaciones sindicales y de la necesidad de una actuación coordinada y permanente en el ámbito del Estado.
Ante esta realidad y ante la necesidad de unidad de los trabajadores en el ámbito en el que principalmente se desarrolla la lucha de clases, que es el del Estado, la Coordinadora Sindical de Clase toma la iniciativa de hacer una convocatoria abierta y amplia a todos aquellos cuadros sindicales, miembros de comités de empresa, afiliados a sindicatos o trabajadores sin afiliación sindical que compartan el convencimiento de la necesidad de actuación unida de todos los trabajadores en el ámbito del Estado español en función de sus intereses comunes como clase social.
Una convocatoria abierta, sin otros condicionantes previos, respetando la afiliación sindical de cada uno y sin pretensiones de querer modificar esta afiliación. Una convocatoria para que del debate sincero de todos surjan fórmulas de unidad de acción que vayan superando la actual situación de indefensión en que nos encontramos los trabajadores.
La fecha que hemos propuesto para estos primeros Encuentros Sindicales de Clase es el próximo día 26 de Marzo de 2011.
¡Por la unidad de la clase trabajadora!
A 12 de Febrero de 2011
Coordinadora Sindical de Clase (CSC)