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UPOA 8 DE MARZO 2019

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19 de enero de 2018

EL DÍA QUE UN GRUPO DE CURAS ESPAÑOLES SE ‘ECHÓ AL MONTE’ CONTRA LA DICTADURA DE FRANCO


Han transcurrido ya casi 50 años desde que en el mes de mayo de 1966 tuviera lugar la primera manifestación contestataria de más de un centenar  curas en la historia de España.

El acontecimiento no fue desde luego baladí, pues la protesta se produjo en plena dictadura franquista, un régimen político que por otra parte, se había caracterizado por una pacata obediencia a las orientaciones de la ultraconservadora jerarquía católica española. La prensa internacional recogió fotografías de aquel insólito acontecimiento, que ya empezaba a dar cuenta del significativo alejamiento que se estaba produciendo en seno de determinados sectores de la estructura eclesial en relación con el régimen del general Franco.


Algunas de las personas a las que hemos consultado, todavía recuerdan las enormes fotografías con las recogió el evento la  revista estadounidense “Life”“Para quienes luchábamos contra la dictadura y sosteníamos posturas progresistas, la revista Life no entraba desde luego entre nuestras preferencias. Pero aquel número del magazine estadounidense, en el que aparecían a toda página las fotografías de un montón de sotanas manifestándose por las calles de Barcelona contra Franco y sus torturadores policiales, se difundió más profusamente que Playboy, otra revista también americana, pero prohibida por la censura,  a través de la cual los jóvenes españoles podíamos alimentar nuestras ensoñaciones eróticas de la edad”.

Pero ¿qué fue lo que provocó aquella insólita “manifestación de la sotanas”?  Estos días, el rotativo catalán “El Periódico” ha contado cuál fue la historia que dio origen aquél acontecimiento, que provocó una fuerte conmoción en las ya cuarteadas estructuras del franquismo.

Un estudiante torturado

Quim Boix era por aquel entonces un joven catalán, de 21 años de edad, militante del clandestino Partido Comunista de España y estudiante de la Escuela de Ingenieros, que pese a sus pocos años estaba fuertemente comprometido con la lucha política, no sólo en el Centro donde estudiaba, sino también en  las tareas de coordinación del inquieto movimiento estudiantil de la época. Cursaba el segundo curso de carrera y, como delegado estudiantil que era, fue  también quien se encargó de pedir al director de la Escuela, José de Orbaneja, amigo personal de Franco, si les dejaba el salón de actos para celebrar  una asamblea con sus compañeros . “Me sacó del despacho a gritos –recuerda Boix–, pero, sin embargo, fue incapaz de arrancar el anuncio de nueve metros que un mes antes habíamos colgado en la fachada del edificio de la Escuela de Ingenieros”.
QUIM BOIX EN LA ACTUALIDAD, dibujado por castino


Barcelona se encontraba por aquellos días envuelta en una gran agitación estudiantil. Durante meses se había estado discutiendo en las asambleas de las diferentes Facultades universitarias, un proyecto de estatutos y una declaración sobre sobre qué bases se debería asentar una Universidad democrática en España. Esa intensa agitación política daría lugar a lo que luego se conocería históricamente como “la Caputxinada”, nombre que hacía referencia al encierro estudiantil en el Convento de Capuchinos de Sarriá de Barcelona en 1966, y cuya celebración fue interrumpida por la policía. Boix fue uno de los 13 delegados que actuó como elemento movilizador de todo el estudiantado catalán.

La brigada político-social ya tenía referencias muy claras del papel que había jugado Quim Boix en aquellas movilizaciones y asambleas. Por ello, tan sólo dos meses después de “la Caputxinada”, fue detenido y  conducido por la siniestra policía política del Régimen a comisaría . “Fui muy estricto con la promesa –dice– de no hablar y como, encima, la policía quería que declarase que era comunista y no lo hice, me torturaron”. Reconoce que los sicarios policiales no le metieron la cabeza dentro del agua, ni apagaron cigarrillos en su piel, como hacían con otros…, pero como resultado de la fuerte  paliza que le dieron, permaneció 15 días magullado.

“¡La que has armado, cabrón!”

De comisaría, lo trasladaron al Palacio de Justicia, y en los sótanos  del mismo el abogado, también comunista, Josep Solé Barberà, le propuso que denunciara las torturas de las que había sido víctima. “Estuve de acuerdo, y mi madre, que era más de derechas que mi padre, firmó los papeles de mi denuncia”.

Posteriormente Boix fue recluido en la prisión de la Modelo. Permaneciendo todavía allí, –un 14 de mayo de 1966–  se acercó a su celda un  funcionario de prisiones  y le espetó: “Quim, la que has armado, cabrón!”.

¿Qué era lo que había podido suceder como para suscitar tanta sorpresa en su carcelero? Resultó que la denuncia rubricada por Quim y su conservadora madre contra el maltrato policial que había sufrido, incitó a 130 sacerdotes de diferentes localidades catalanas a organizar una impactante manifestación que conmovió tanto  a las jerarquías religiosas del nacional-catolicismo, como al propio aparato político del régimen de Franco. Una llamativa “nube” de negras sotanas, elevadas en volandas por las ráfagas de viento, se encaminó por las calles de Barcelona, a través de la Vía Layetana, hacia la Comisaría de policía con el propósito de entregar al temible comisario Creix, una carta de protesta por el trato recibido por Quim en las dependencias policiales.  Luego, sin los miramientos tradicionales con los que el régimen agasajaba a los clérigos católicos, los grises procedieron a disolver a porrazos a los ensotanados manifestantes. Se trataba sin duda de un espectáculo inaudito bajo un régimen que bebía agua bendita cada mañana.
momento en que los curas inician la manifestación.


Sólo tuvieron que transcurrir tres semanas para que Boix saliera de prisión. Pero lejos de poder disfrutar de la libertad, el Ejército español se encargó de enviarlo a hacer el servicio militar en un batallón disciplinario en la localidad saharaui de Cabrerizas, en el Aaiún. En la excolonia española se encontró con otro joven canario, Juan Rodríguez Betancor, represaliado también por sus actividades políticas comunistas, pero que a diferencia de Quim Boix, en el devenir de los años terminaría enrolado en las filas de los sectores más derechosos del empresariado y la política canaria.

Quim Boix, a sus 70 años, no sólo continúa siendo comunista, sino que en la actualidad ocupa la Secretaría general de la Unión Internacional de Sindicatos de Pensionistas y Jubilados. Y es que posiblemente Quim es uno de esos hombres a los que Bertolt Brecht bautizó un día con el epíteto de “los imprescindibles”


http://www.unidaddeclase.org/2017/01/el-dia-que-un-grupo-de-curas-espanoles.html