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UPOA 8 DE MARZO 2019

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27 de octubre de 2017

EL CHE, 50 AÑOS DESPUÉS DE SU MUERTE POR EL IMPERIALISMO YANQUI

Este este 9 de octubre se cumplió el 50 aniversario del asesinato de Ernesto «Che» Guevara, asesinato orquestado por el ejército boliviano, ordenado por la CIA, crimen del imperialismo, que dando muerte al Che, daban muerte a uno de los más grandes revolucionarios del siglo XX y ejemplo de lo que las y los comunistas venimos a llamar el ser humano nuevo.
Cincuenta años hace de su asesinato, decíamos al principio. Estas cinco décadas no han hecho sino engrandecer su figura.
Muchas y muchos se sumaran estos días a recordar al guerrillero heroico. Pero que no olviden que Che Guevara era un militante comunista que desarrolló básicamente su militancia, era un enemigo acérrimo del oportunismo y el reformismo y sobre todo que no olviden que  el Che murió con un fusil en la mano.
El imperialismo no solo lo asesinó sino que trató de desvirtuar su figura y su rostro, lo hemos visto en multitud de objetos del mercado capitalista, vendiéndose incluso en centros comerciales de propiedad capitalista.
Ernesto Guevara, así como Camilo Torres, Mario Roberto Santucho, Raúl Sendic, Miguel Enríquez, Genaro Vázquez, Lucio Cabañas, Carlos Marighela, Camilo Cienfuegos, Víctor Polay Campos, Inti Peredo, Jorge Ricardo Masetti y muchas y muchos otros durante la segunda mitad del siglo XX empuñaron las armas para pelear por la liberación de América Latina y la construcción de un mundo más justo.

El Che fue, ante todo y desde el principio, un militante de la Revolución Cubana, a la que se entregó con una fuerza y una lealtad irrompibles. Su importancia como dirigente, en lo militar, en lo político y en lo moral, en la definición de los aspectos estratégicos del proceso revolucionario (política de alianzas.
¿Qué hizo a Guevara abandonarlo todo: familia, fortuna personal, carrera profesional, para unirse a ese puñado de luchadores? ¿Qué fuerza lo movió a afincarse en la isla del Caribe, lejos de su patria de nacimiento? ¿ Por qué el Che, después del triunfo de la Revolución, y cuando ésta se consolidaba, ocupando altos cargos y responsabilidades ministeriales, abandonó esa seguridad y partió hacia Bolivia para enfrentar a los militares gorilas y los 'rangers' entrenados en los Estados Unidos?
Esa fuerza no tenía nada de misterioso, ni había caído del cielo. Nació de su conciencia -individual y social- y esto se llama moral revolucionaria.
Era el mismo espíritu moral de los brigadistas internacionales, muchos de ellos argentinos, que convergieron en 1936, a la España Republicana para luchar contra el fascismo. Y como estas hay muchos otros ejemplos
El reformismo tampoco ha tenido ningún escrúpulo a la hora de usar su figura. Nos tratan de presentar al Che, como si se tratase de un simple «progre», o una figura decorativa que con la utilización de su imagen puedan tapar sus vergüenzas y poder enganchar así a un sector joven o con escasa formación política, sector que ya madurará.
El Che no hubiese tenido piedad con este tipo de sinvergüenzas. El Che hubiese tirado al suelo las mesas de los centros comerciales que venden camisetas con su imagen y se hubiese burlado del reformismo con su dialéctica implacable. Porque el Che, por encima de todas las cosas era comunista.
Comunista de verdad. De los que entiende el internacionalismo como lo que es: implicación y compromiso con las luchas de otros pueblos. Por eso aunque argentino de nacimiento, lucho y venció en Cuba, pero enseguida marcho a luchar a África, y después a Bolivia donde cayó en la lucha.
Siguiendo los pasos del Che es imprescindible que practiquemos el internacionalismo revolucionario, que estemos junto a todos los pueblos que luchan.
Comunista de los que no renuncia a ninguna forma de lucha. Entendió perfectamente que la burguesía ha empleado, emplea y empleará la violencia para defender sus intereses de clase. Por eso no vaciló a la hora de tomar un fusil.
Es posible que en un momento concreto no se esté en condiciones de utilizar la violencia revolucionaria, pero nunca, en ningún momento, hemos de dejar de lado la posibilidad de utilizarla. Por eso hemos de ser conscientes y asumir que en un momento u otro la violencia ejercida por los opresores nos llevará a plantearnos la resistencia a todos los niveles y para ello hemos de ser conscientes de esta posibilidad y asumirla.
Comunista de los exigentes consigo mismo y con sus camaradas de armas y militancia. De ahí que castigase con la mayor contundencia a los guerrilleros que en la lucha revolucionaria cometieron faltas impropias de un revolucionario, tal y como se detalla en Pasajes de la guerra revolucionaria.
Guevara era un idealista, pero el suyo era un idealismo ético, que no debe confundirse con el llamado idealismo filosófico. Por el contrario, el moralismo de las clases dominantes, en realidad, su inmoralidad, siempre protege la ausencia de libertad, la desigualdad, la explotación, ni bien se determinan ásperos antagonismos de clase.
El contenido del nuevo ideal moral deriva de una profunda necesidad social, de una cálida aspiración, de una enérgica voluntad de algo distinto, de algo opuesto a lo que existe. En pocas palabras. El ideal moral es el conjunto de deseos y aspiraciones que provoca el antagonismo con el estado de cosas existente.
El ideal moral así entendido es un medio de reunir e incitar a las fuerzas transformadoras en la lucha contra el ordenamiento existente y se constituye en una palanca poderosa para superar ese estado de cosas.
La moral revolucionaria, entonces, no es sólo negación, contradicción, sino medio para reunir e impulsar a las fuerzas de las clases oprimidas. Surge de las condiciones económico-sociales, del desarrollo tecnológico de cada sociedad nacional, y del desarrollo cultural y al igual que el instinto social, el ideal moral no es un fin, sino una fuerza, o bien un arma en la lucha social por la existencia; el ideal moral es un arma particular en la particular situación de la lucha de clases, en la lucha por la liberación nacional.
Ernesto Guevara no es sólo el quijote revolucionario, el teórico de la construcción socialista, es algo mucho más importante: es el ejemplo moral.
¡A NO AFLOJAR! LA ÚNICA LUCHA QUE SE PIERDE, ES LA QUE SE ABANDONA!
Hace 50 años, tropas del ejército boliviano, entrenadas y asesoradas por militares estadounidenses, hirieron en combate al Che y lo hicieron prisionero. El domingo 9 de octubre de 1967, el Comandante Ernesto Guevara fue ejecutado. Sólo tenía 39 años, la misma edad con la que Emiliano Zapata y César Augusto Sandino fueron también asesinados. Desde entonces, la ausencia física del Ché se transfiguró en un símbolo universal de dignidad y de rebeldía y en una inagotable fuente de inspiración para nuevas generaciones que siguen luchando por las utopías y por los sueños, por otro mundo posible
El Che era un intelectual y un teórico de primera magnitud, pero que siempre continuó estudiando. ¡Cuando necesarias serian ahora sus reflexiones y análisis en esta época de confusión y oportunismo que asola el movimiento comunista y revolucionario en todo el mundo!
Pero no olvidemos que tenemos sus obras, que deberíamos leer y estudiar. No basta con decir que el Che nos gusta, hemos de estudiar sus escritos y ver cómo aplicar en LA EUROPA DEL CAPITAL todo lo que el Che nos enseña. Una de sus enseñanzas era que si queremos conquistar la soberanía de nuestro país, tenemos que arrebatárselo a los que lo oprimen y que esto no es tan fácil. Los opresores no dan nada, se resisten y hay que saber utilizar todos los métodos que tengamos a mano para conseguir nuestros objetivos.
El Che destacó por su ejemplaridad en el trato con los demás y por su ética humanista; era el compañero que siempre actuaba como pensaba, el primero en el trabajo voluntario, que concebía como la expresión radical del hombre nuevo y como el emergente de una sociedad emancipada, un hombre nuevo concebido como agente y resultado del proceso de transformación en que habrá de enfrentar la reapropiación de sus condiciones de existencia y la demolición del viejo mundo, un orden social en el que las personas resultan seres extraños para sí y enajenados de su propia humanidad.
Él escribió: “El socialismo económico sin la moral comunista no me interesa. Luchamos contra la miseria, pero a la vez contra la alienación… Si el comunismo desprecia los hechos de conciencia, puede ser un método de reparto, pero dejará de ser una moral revolucionaria”.
El Che tenía profundas convicciones antiimperialistas e internacionalistas. Describió el imperialismo como una lógica de agresión y saqueo promovida por los países capitalistas más poderosos, un sistema producto del expolio y la dominación y, a la vez, el medio a través del cual se expolia y se domina.
Ese imperialismo cruel que asoló Vietnam con miles de bombas, quemó sus selvas y ahogó en sangre y tragedia a sus hombres, a sus mujeres y a sus niños, es el mismo que en los tiempos actuales lleva la barbarie a las ciudades de Iraq o de Palestina.
La CIA ordenó su asesinato y la desaparición de su cadáver. Treinta años después, los restos del Che fueron hallados y el 12 de julio de 1997 llegaron a Cuba, donde el pueblo acogió con profundo respeto su regreso, rindiéndole el homenaje que merecía, porque fue el hijo más querido y el mejor de sus héroes. Y como máxima muestra de ello es la persistencia digna de los cubanos en su lucha por la soberanía y la equidad, siguiendo sus pasos, reivindicando el ideario antiimperialista, la moral humanista del Che y su sensibilidad para denunciar las injusticias, con independencia de la latitud del mundo en la que ocurrieran.
Finalmente, se despidió de su familia, del pueblo de Cuba, de Fidel y marchó a otras tierras para continuar la lucha contra la explotación y la miseria de los oprimidos. “Muchos me dirán aventurero, y lo soy; sólo que de un tipo diferente, de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades”.
Cuatro décadas después, el Che nos sigue infundiendo admiración: mostró la nobleza de que es capaz el ser humano, defendió que puede nacer un hombre nuevo en el seno de una sociedad más justa y más generosa y entregó su vida para ello. Fue una persona de su tiempo, inmersa en los conflictos de aquella época, pero también fue un hombre del futuro y supo prefigurar estelas de utopía, visiones de la esperanza.


Vivimos en una época de barbarie. Reina la globalización neoliberal que es la “filosofía del despojo” y la guerra permanente, la devastación de las selvas y el envenenamiento del mundo. Impone su ley el capitalismo, que es la mercantilización de la vida, el poder que convierte a los gobiernos en empresarios y policías, que humilla a los desposeídos y mata de hambre, que lleva la decrepitud a la democracia.
También defendemos a Cuba, pequeña nación rebelde e incesante en su expedición colectiva por la dignidad nacional y la justicia social. A través del tiempo, la figura legendaria del Che Guevara representará siempre el decoro de la Humanidad y el eco de sus palabras y de su vida resonará en la conciencia de los hombres y en la aventura de cambiar el mundo
Tu muerte es ejemplo de dignidad y de lucha para los comunistas y revolucionarios de todo el mundo
J.A. militante del PCPE