Recientemente
salía una noticia1 en
la que InfoJobs anunciaba que para
el verano aumentaban en un 22% las ofertas de empleo. Cuando continuabas
leyendo la noticia te dabas inmediatamente cuenta de que estas ofertas estaban
destinadas a la juventud ya que el 18% de ellas no pedían experiencia laboral y
el 66% únicamente un año de la misma.
También
se resalta los sectores ofertados (sector turístico, hostelería, cocina…),
siendo todos ellos por todos conocidos como sectores insuficientemente
remunerados y con una jornada laboral mucho mayor a la estipulada en el
contrato.
La
mayor parte de la juventud que accede a estos empleos son estudiantes que
aprovechan sus vacaciones de verano para ganar algo de dinero y así, poder
continuar con sus estudios. Nos
encontramos en estos casos con unos jóvenes cuyo curso académico se junta con
el periodo de trabajo y que
no pueden disfrutar de las vacaciones que justamente se han ganado mediante el
esfuerzo en el estudio.
Esta
situación se agrava cuando, en los trabajos que somos capaces de encontrar, nos
encontramos brutalmente explotados con unos salarios que no llegan al mínimo
por unas jornadas que superan las 10 horas diarias. No se puede permitir que la
juventud, por el mero hecho de su edad, tenga unas condiciones laborales y
salariales muy por debajo de sus compañeros de mayor edad.
Los
capitalistas se aprovechan de la necesidad de la juventud de trabajar durante
su periodo vacacional e
incluso durante el propio curso para poder acceder a la educación universitaria
debido a las tasas. A su vez, el continuo ataque a las condiciones laborales y
económicas de los trabajadores conlleva situaciones familiares más complicadas,
lo que aumenta la necesidad familiar de que una mayor parte de sus miembros
tengan que acceder al mercado laboral en las condiciones que sean, lo que
obliga a estos jóvenes a aceptar las pésimas condiciones laborales.
No
podemos pasar por alto el Plan de Garantía Juvenil, que ofrece unos jugosos
beneficios fiscales y económicos a aquellos empresarios que se adscriban al
mismo, siendo esta época muy propicia para su aplicación. Sus diferentes
modalidades de contratación en las que los jóvenes cobramos el 75% de lo que
deberíamos cobrar, es una herramienta de apropiación de trabajo que los
patrones no van a dejar pasar.
La
solución a la necesidad de los jóvenes de estudiar y trabajar a la vez pasa por
la abolición de las tasas que nos expulsan de la universidad, unas becas que
nos liberen de la necesidad de trabajar para poder pagar nuestros estudios y
los materiales necesarios para el mismo. Así mismo la posibilidad de adaptar la
jornada laboral para poder compatibilizarla con los estudios, sin que se viera
con esto mermado el salario.
Somos
nosotros los que tenemos que poner fin a esta explotación de la juventud, no
podemos permitir que se apropien de nuestro trabajo sin exigir a cambio lo que
justamente con nuestro esfuerzo. Es por ello que la juventud trabajadora se tiene
que organizar para exigir unos salarios que sean justos y acordes al trabajo
realizado, que se igualen al salario de nuestros compañeros mas veteranos y
que se cumplan los horarios estipulados en los contratos.
En cada
uno de nosotros, se encuentra la llave para revertir esta lacra de este sistema
caduco que podemos ver mirando a nuestro alrededor en nuestro grupo de amigos,
nuestros vecinos del barrio, nuestros compañeros de trabajo o en nuestros
compañeros de estudios. Somos
nosotros los que tenemos que trabajar día a día por hacer estas
reivindicaciones una realidad de la que nos podamos beneficiar el conjunto de
la juventud.