Con la crisis capitalista el desempleo aumenta, los derechos de la clase trabajadora desaparecen, las pensiones bajan, los servicios públicos se privatizan, las ayudas a la dependencia y a las mujeres maltratadas se recortan y la educación pública pende de un hilo. La sociedad se hace más violenta. Muchas trabajadoras, también las jóvenes, son expulsadas del mercado laboral y vuelven a la vida del hogar, asumiendo el rol que el patriarcado impone y el capitalismo ratifica, aumentando la dependencia hacia su pareja. En el seno de la clase obrera aumenta la violencia no sólo como consecuencia de la tensión económica y el conflicto social que genera la crisis, sino también debido a la educación y la cultura sexista, donde las relaciones de dominio y pertenencia entre el hombre y la mujer tienen su expresión también en las relaciones afectivas.
En los últimos años está creciendo el número de víctimas entre las menores de 20 años. Y es que la violencia patriarcal no se muestra sólo en las cifras de mujeres asesinadas por sus parejas, denuncias y órdenes de alejamiento, sino también en el sistema educativo, donde se da un proceso de involución preocupante en cuanto a los roles de género en la vida escolar y en las relaciones sentimentales, especialmente en la población adolescente, con episodios de celos incontrolables, control masculino de la imagen de la chica y su modo de vestir, llegándose a asumir un tortazo como expresión natural del género masculino en las relaciones de pareja.
La reducción del gasto público impuesto por el gobierno del PSOE implica la eliminación de ayudas sociales. En el terreno de la violencia de género, son las asociaciones y entidades privadas las que gestionan las ayudas a las víctimas, derivadas fundamentalmente de subvenciones. Pero este año el Gobierno reduce drásticamente esas subvenciones sin ampliar por otro lado los servicios públicos, por lo que la ayuda prestada es y será menor.
Por todo ello, el Partido Comunista de los Pueblos de España y los Colectivos de Jóvenes Comunistas, denuncian la violencia contra las mujeres agravada por los efectos de la crisis capitalista sobre la clase trabajadora. El 25-N es un día de lucha que, este año con más razones, debe caracterizarse por la combatividad contra la estructura patriarcal y contra la economía capitalista. El feminismo institucional ha fracasado, y por ello carece por completo de legitimidad para representar los intereses de las trabajadoras y para imponernos el silencio frente a la lucha en la calle contra la violencia sexista y contra toda forma de explotación de la mujer.
Luchando por el socialismo ponemos las bases de una nueva sociedad sin explotación y desigualdad social. Y luchando contra el patriarcado, destruimos las relaciones de poder y sumisión entre los géneros y la subordinación de las mujeres en la nueva sociedad.
CONTRA LA VIOLENCIA SEXISTA
FEMINISMO SOCIALISTA