Trabajar gratis es una de las muchas verrugas en el rostro de la
marca España que numerosos políticos y medios del sistema desean ocultar, pero
que de cuando en cuando se logra percibir a través del tupido velo que se corre
sobre ella.
El último caso que ha salido a la luz procede de la denuncia por
redes sociales de varios alumnos de la Escuela de
Hostelería de Gijón, a los cuales se les ofrece trabajar gratis durante 3 días,
10 horas diarias, en el hotel La Reconquista, en
Oviedo, para atender a los invitados a las ceremonias de los premios Princesa de Asturias (ya conocemos todos de la afición de
la monarquía por ver su nombre involucrado en asuntos turbios de cualquier
índole). 30 horas de trabajo no remuneradas en jornadas que exceden las 8 horas
de trabajo, en medio de unos premios de prestigio internacional. La Fundación Princesa de
Asturias ya se ha querido desmarcar de la polémica argumentando que no conocían la
situación de estos estudiantes de FP.
Y es que la hostelería es uno de los
sectores donde los trabajadores se ven abocados a unas de las peores
condiciones laborales que existen. Siendo además un sector
importante en la economía española, con gran número de trabajadores, es donde
más violentamente se han manifestado los atentados a los derechos de los
mismos, con un gran número de horas extra no remuneradas, excediendo
ampliamente los horarios que se fijan por convenio y con un bajísimo nivel de
sindicación. La vida del trabajador de
hostelería se resume en jornadas largas, salarios bajos, precariedad y una
altísima temporalidad en el puesto.
Las condiciones laborales de los trabajadores están totalmente
supeditadas a las necesidades (o en algunos casos exigencias) de los
empresarios, favorecidos por las últimas reformas laborales. En cuanto a los convenios laborales,
generalmente son ignorados y pisoteados. La falta de
organización sindical en este sector siempre ha sido baja, entre otras
cuestiones por la temporalidad del contrato, pero supone que la defensa de los derechos de
los trabajadores queda reducida a un simple vestigio que a veces se exhibe en cierta
campaña contra alguna empresa en concreto.
Esta situación no solo es propia de los pequeños
establecimientos habituales, sino también de las grandes cadenas y de los
grandes eventos. Que en los premios Princesa de Asturias, con unabultado presupuesto de 5,3
millones de euros este
año, no se hayan preocupado de saber si tenían o no trabajadores sin salario,
supone un signo más de cómo desde las altas esferas se menosprecia la mano de
obra. Es indudable que de tal partida presupuestaria, si se lo hubieran
planteado, habrían podido hacer un pequeño desembolso a un número de
trabajadores temporales por tres días sin haber resentido ni una mínima parte
la cuantía de los premios o de otras cuestiones que pudieran ser susceptibles
de recibir en pago. No haberlo hecho ya es un claro síntoma de que tampoco les
hubiera molestado en absoluto tener a trabajadores esclavos bajo el pretexto de
que son "alumnos en prácticas".
Independientemente de quiénes sean sus próximos empleadores,
estos estudiantes de FP tal vez hayan aprendido una lección valiosa para su
futuro profesional: que el empresario no les va a
regalar nada, ni siquiera lo que por derecho es suyo, y que necesitarán organizarsecon
el resto de trabajadores del sector para luchar por todo, pues nada pueden
perder en su puesto de trabajo.