Mientras que en Andalucía el paro llega
casi al 30%, se recorta la paga extra a sus empleados públicos y se despide a
4500 docentes, los miembros de la Mesa del Parlamento deciden subirse el
sueldo.
Que los políticos
viven de espaldas al resto de la ciudadanía es algo que ya no discuten ni los
más tontos. El último bochornoso ejemplo nos lo acaban de dar recientemente los
miembros de la Mesa del Parlamento de Andalucía. Resulta que habían aprobado un
complemento extraordinario desde el pasado 20 de marzo, sin decir ni mú, y con
una unanimidad que, cuando menos, produce cierto asombro. Porque todos ellos,
independientemente del partido político al que pertenecen, habían votado a
favor de la medida. Da igual que sean del PSOE, del PP o de IU. Cuando se trata
de trincar, aparcan sus diferencias y cierran filas sin que eso suponga
problema alguno.
En la Comunidad
Autónoma de Andalucía un diputado cobra 3.020,29 euros al mes. A esta cantidad
hay que añadirle diferentes complementos, según el puesto que desempeñe el
diputado o la diputada y también algunas dietas semanales en concepto de
transporte, alojamiento y manutención. Según el acuerdo del pasado 20 de marzo,
los portavoces adjuntos cobrarían las dietas de los miembros de la Mesa y
portavoces, unos 500 euros semanales, mientras que el presidente, que ya cobra
un complemento de 1.537,37 euros al mes, pasaría a embolsarse la nada
despreciable cifra de 500 a 600 euros semanales, es decir, entre dos mil y dos
mil cuatrocientos euros al mes.
Como digo, la subida fue
acordada el 20 de marzo, pero la opinión pública andaluza no se ha enterado
hasta el pasado jueves, cuando lo publicaron los medios del Grupo Joly. El
propio Presidente de la Junta, el socialista José Antonio Griñán, cuando fue
preguntado por algunos periodistas sobre dicho acuerdo, confesó que no tenía ni
la más remota idea de que existiera un compromiso de esas características entre
los diferentes grupos políticos que conforman el Parlamento andaluz. Se ve que
no le sentó demasiado bien la noticia, pues algunas horas más tarde, el propio
Presidente del Parlamento andaluz, el también socialista Manuel Gracia, daba
marcha atrás en su decisión, y todo ello a pesar de que un día antes se había
mostrado partidario de dicha subida. Tras la decisión de Manuel Gracia, los
portavoces de los tres partidos, coincidieron en calificar la subida como
“desacertada”, “inoportuna”, “un error”, y otros términos por el estilo. Lo
curioso es que todos lo dijeran a posteriori y a ninguno de ellos le pareciera
una aberración antes de ponerla en marcha.
Lo peor de todo este asunto es que la Junta de Andalucía va a recortar la
paga extra del mes de julio de sus empleados públicos entre un treinta y un
cuarenta por ciento y ha dejado, por poner un ejemplo ilustrativo de sus políticas
de recortes, a 4500 docentes sin empleo durante el curso 2012/2013. Y además no
podemos olvidar que el desempleo en Andalucía supera el 27 por ciento de la
población activa. Sin embargo, a la mesa del Parlamento andaluz, todo esto no
le preocupa lo más mínimo, como ha quedado demostrado con una decisión que,
cuando menos, debería sacarles los colores. Si tuvieran vergüenza, claro está.